Resumen del libro
Convence y vencerás.
Por Antonio Fabregat
Síntesis y comentarios por Jesús Gómez Espejel
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Un óptimo comunicador
Nadie nace con todo lo primordial para ser un óptimo orador. Nadie. Es viable tener varias propiedades innatas, empero inclusive aquellas se deben desarrollar. Además, continuamente hay otros puntos que se debe aprender y mejorar. La base de la formación de un orador es la dedicación, la práctica, la ambición, el esfuerzo. Todo aderezado con paciencia, pues nada ocurre de un día para otro. Dialogar en público no trata sobre trucos ni con recetas mágicas, sino con entrenamiento.
La buena oratoria se apoya en una sucesión de componentes bien incluidos que producen persuasión. No se trata solo de empezar o concluir bien una plática. Un comunicador eficaz consigue que, la más grande parte de las veces, su público o a quien se dirija, entienda su mensaje y actúe por lo cual. Dialogar bien en público trata sobre lograr la actitud deseada en el interlocutor. Para lograrlo, se debe desarrollar paulatina y plenamente varias capacidades y técnicas.
Cuatro competencias
El psicólogo Noel Burch elaboró una lista de cuatro etapas para desarrollar un aprendizaje:
- “La incompetencia inconsciente”– En esta etapa los individuos no se percatan de su inviabilidad para hacer algo. Ejemplificando, alguien que no sabe dialogar en público y no repara en el valor de su argumentación, de tener en cuenta la atención del público, ni de notar respuestas en el ambiente, dicha persona hablará frente a la población, o aquello, creerá, empero en verdad no puede haber reportado mucho, y tampoco va a ser consciente de esto.
- “La incompetencia consciente”– En esta etapa ocurre lo mismo que en la anterior, no se domina la destreza, sin embargo sí se tiene consciencia de eso.
El individuo detecta que tiene inconvenientes para comunicar frente a un auditorio sus ideas, reconoce que tiene deficiencias, que debería aprender, y se pone a laborar en ello.
- 3. “La competencia consciente”– En esta etapa el individuo tiene cierto dominio de la capacidad. Siguiendo el ejemplo de alguien que habla frente a una audiencia, esta persona lo puede hacer. Debería hacer un enorme esfuerzo, le cuesta trabajo, empero consigue comunicar su mensaje, sus ideas.
- “La competencia inconsciente”– En esta etapa el individuo domina de tal forma el dialogar frente a el público, que le resulta casi natural. Su manejo es tan alto que puede intuir inconvenientes y solucionarlos al instante, sobre la marcha. Es el punto máximo de un aprendizaje. Se ha vuelto costumbre lo cual anteriormente era imposible.
El mensaje
Todo mensaje está dirigido a cierto público y está vinculado con definido entorno, los dos componentes alteran el discurso. Por dicha razón es imprescindible tener en cuenta las propiedades del público al que va dirigido, su edad, perfil cultural, grado de estudios y proporción de personas.
Hace falta ver además la motivación de los asistentes, si van por gusto o por obligación, sus expectativas, probables prejuicios hacia el expositor o el asunto y qué conocimientos poseen en relación a éste. En cuanto al entorno se debe contemplar las condiciones físicas del sitio en que se emitirá el discurso y los pormenores del acontecimiento.
Es importante tener claro el propósito del mensaje. Para eso, debería tener en cuenta qué es lo mejor que puede llevarse el público al concluir la sesión, qué marca debería dejar el mensaje, qué acción tienen que hacer los individuos luego de oír el discurso. Cuando se tiene la finalidad este debería estar presente en todo el mensaje. Cada una de las ocupaciones del orador a lo extenso de su exposición, cada palabra, tienen que estar orientadas a la consecución del objetivo.
Hay diferentes técnicas de argumentación que ayudan a convencer al público, a persuadirlo de que el mensaje que se le está ofrendando es verdadero y importante. Todo discurso debería estar fundamentado en argumentos rígidos, razonados, bien construidos. El planteamiento central debería estar claro y ser simple de continuar, de comprender, para la audiencia. Es viable mejorar el dominio de una o algunas técnicas argumentativas, lo cual posibilita una expresión más natural y convincente.
Es fundamental ordenar el contenido del mensaje de cierta forma, ejemplificando, en secuencia cronológica, o de lo general a lo especial. Esto aporta coherencia al desarrollo del discurso. Agrupar los argumentos en bloques clarifica la exposición para la audiencia. Se necesita detectar los aspectos débiles del discurso y analizarlos. Un mensaje enormemente vulnerable puede estar mal postulado o carecer de argumentos firmes, hechos irrefutables que le den soporte.
La mejor composición para un mensaje es la que facilite la consecución del objetivo. El principio y el desenlace son 2 instantes cruciales en todo mensaje. En los dos el orador debería dejar en el público una impresión positiva y contundente.
Generalmente funciona bastante bien desarrollar una exposición en 3 instantes: anticipar lo cual se va a proponer, exponer el mensaje y retomar los aspectos clave a forma de resumen.
Redactar o dialogar
¿Escribir o no redactar el discurso? Es dependiente de ciertos componentes, como el tiempo de la presentación, qué tan fundamental es la exactitud en los puntos claves, la formalidad del acontecimiento y la era disponible para elaborar el discurso.
El perfil del orador además es fundamental, hay personas bastante hábiles para expresarse en público sin elaborar en su mayoría su mensaje, y hay quienes sienten mayor estabilidad redactando cada palabra de su mediación. En los dos casos es aconsejable escribir varias notas de apoyo que tienen la posibilidad de utilizar a lo largo de la exposición.
Entrenar la presentación es de mucha ayuda para afinar detalles, identificar argumentos flojos y arreglar deficiencias de cualquier tipo. Es mejor si se graban los ensayos o si se hacen frente a varias personas que logren hacer críticas y comentarios. Resulta de mucha ayuda escribir probables cuestiones, puesto que esto ayuda a anticipar cualquier sorpresa por desconocimiento de cualquier punto.
Sobre esta misma línea es aconsejable escribir los primordiales cuestionamientos o ataques que se logren recibir, junto con la mejor contestación a todos ellos.
La ejecución
Lo ideal es que lo cual uno desea mencionar, lo cual dice y lo cual otros escuchan, sean exactamente lo mismo. Aquel debería ser el fin último de un orador. Para conseguirlo se necesita tener en cuenta todos los recursos que están afectando el funcionamiento de una persona al producir un mensaje. Puntos como la postura, gestos, movimientos y la utilización de la voz, además de los nervios y el temor, influyen de forma directa en el mensaje.
Quizás los nervios y el temor nunca desaparezcan, sin embargo es viable aprender a controlarlos. El temor a dialogar en público es bastante común pues este caso produce tensión, hace tambalear al ego y asusta incumplir con las expectativas de la población. No obstante, es viable disminuirlo o mantenerlo bajo control. Para eso se debe comenzar por concentrarse en servir al público, se debe conservar el foco en la generación de costo con el mensaje.
Los nervios son relevantes pues indican que a el individuo le importa el público y el mensaje que va a exponer. El antojo y la sed son malas compañías para una exposición, de esta forma que se debe evitarlas. Tomar agua a lo largo de la presentación ayuda a hacer pausas en instantes claves y enfrentamiento la resequedad en la garganta.
Es aconsejable no hacer movimientos que pongan en prueba temblor en manos o brazos y subir el volumen de la voz si esta se vuelve insegura, temblorosa.
El lenguaje paraverbal se compone por diferentes puntos relativas a la utilización de la voz. Ciertos de dichos componentes son los silencios, las pausas, el hincapié, la entonación y los cambios en el volumen de la voz. Un orador es más eficaz en el tamaño que es capaz de mantener el control de y dominar el lenguaje paraverbal, puesto que con ello maneja de forma sencilla el interés de su público, así como su atención.
El ritmo de un discurso está en funcionalidad de la relevancia de cada instante. A cada parte del discurso puede corresponder más grande velocidad o cierto detenimiento para examinar cualquier criterio, datos, hechos concretos o inclusive una alteración de ritmo por medio de la historia de una anécdota. El silencio y las pausas permiten a la población pensar, además tienen la posibilidad de crear expectativas o destacar la emotividad de un rato.
El lenguaje no verbal continuamente está transmitiendo datos sobre el orador. Alguien que domina su lenguaje no verbal transmite confianza, empatía y simpatía. La postura del cuerpo y los movimientos de cada parte corporal hablan constantemente. Lo mejor es ser lo más natural viable, en aquello radica el desempeño del lenguaje no verbal. La mirada es fundamental además, se debe ver al público, se debe llevar la mirada de un segmento a otro, ver los rostros y los ojos. Es conveniente desplazarse por el espacio para integrar a cada sector de la audiencia. Es bueno detenerse para mencionar una iniciativa fundamental.
Mejorar
Todo lo cual puede decirse sobre ser un óptimo orador puede y debería complementarse con la ayuda de los recursos tecnológicos. Las diapositivas son primordiales, como relacionado de pésimas presentaciones, o como pilares de una gigantesca exposición. La clave es saber en qué momento no emplearlas y en qué momento ayudan a la comprensión del mensaje.
De aprovecharlas, se debe integrar escrito breve y directo, colores sobrios y solo los efectos que sean importantes. Las dispositivas son un apoyo, no tienen que restar atención al mensaje.
Los clip de videos tienen la posibilidad de ser de enorme ayuda, sin embargo es aconsejable que no sean bastante largos y que sean lo suficientemente ágiles para no perder la atención e interés del público. Tal, tienen la posibilidad de ofrecer realce y costo al mensaje. Otra elección es integrar cualquier objeto para el desarrollo de un segmento o inclusive de toda la presentación. Asimismo, es fundamental que el objeto no cancele la relación con el público, que debería ser constante. No se debe olvidar que cualquier apoyo puede fracasar; por esta razón, se necesita aseverarse de constantemente tener preparada una segunda alternativa, que logre sacarlo del aprieto en una emergencia.
Tips útiles
Los buenos oradores desarrollan tácticas y técnicas para atrapar a la audiencia y conservar su interés y enardecimiento.
La grata impresión que deja un óptimo expositor está relacionada con su estilo, con la tranquilidad y el goce que consigue transmitir a la población. ¿Cómo se consigue todo esto? Es complicado contestar, no hay recetas. Un enorme orador tiene valores extras que ha desarrollado personalmente en todo el tiempo.
El desarrollo de un estilo personal está referente con el razonamiento de sí mismo. Un óptimo orador sabe cuáles son sus debilidades y sus puntos de vista fuertes.
El desarrollo del estilo involucra reducir las debilidades y potencializar las fortalezas. La retroalimentación que obtiene un orador le ayuda a registrar los puntos que puede mejorar y a hacer autocrítica. Tal manera un orador puede renovarse una y otra vez.
Hay varias técnicas para desarrollar un estilo propio en un orador. Con ellas, se consigue un sello especial que optimización la impresión en el público.
Por otro lado, hay técnicas que gestionan al público, su objetivo es mejorar y hacer más dinámica la vinculación entre el orador y su audiencia. Estas técnicas parten de una valoración del público para adecuar el discurso a sus actitudes, además producen tácticas para promover relación constante, lo cual preserva la atención en un grado elevado.
El valor de las historias y de las anécdotas, es bastante elevado. El hombre continuamente ha recurrido a ellas para bastantes objetivos. Los recursos básicos de un relato son claros; personajes interesantes, bien construidos, una trama que atrapa la atención y el fin de producir una actitud en quien escucha. Integrar anécdotas o historias en un mensaje puede producir interés y empatía, sin embargo tienen que ser breves, sencillas y sencillos de entender.
Si el mensaje trata sobre un denominado a la acción, es de enorme ayuda lograr que el público se identifique con los personajes de una historia. Además es buena elección integrar una anécdota para hacer evidente la conclusión de la presentación y adaptar el entorno de la historia al de la audiencia.